Puede que el común de los mortales lo percibamos solo como una mejora de conexión, pero el 5G es mucho más que 20 gigabits por segundo. Y es que no todo gira entorno a la velocidad esta vez, como en el salto del 3G al 4G, sino que entran en juego otros dos factores que otorgan el título de avance revolucionario a esta nueva conexión.

Por una parte, tenemos la baja latencia de un milisegundo, lo que permitirá respuestas prácticamente instantáneas en cualquier dispositivo conectado a la red. Por otra parte, la era massive M2M (machine to Machine) o la comunicación masiva entre máquinas. Su capacidad para conectar un millón de dispositivos por km², más allá del ordenador o los móviles, es la base del Internet de las Cosas.

Hoy en día, y en plena construcción de las ciudades inteligentes, nuestros teléfonos móviles no son los únicos objetos capaces de conectarse a la red. Relojes, electrodomésticos, ropa, mobiliario urbano… ¡hasta los coches! Los vehículos autónomos con 5G podrían comunicarse entre sí, con las señales de tráfico o incluso los sensores en carretera y satélites de latencia reducida. Todo esto y más es, precisamente, lo que el 4G actual no tiene capacidad para seguir asumiendo.

Otro ejemplo sería la expansión de los servicios en la nube. Y no solo hablamos del almacenamiento de información… sino de la descarga de dispositivos de numerosas tareas para que un móvil, un ordenador o una televisión puedan ofrecer la misma experiencia.

Entre otras aplicaciones más innovadoras encontramos la cirugía remota o la desactivación de explosivos. La primera incluye robots quirúrgicos manejados por cirujanos in situ. Estas maquinas llevan a cabo intervenciones mínimamente intrusivas con una extrema precisión controlados por un operador humano que, con las ventajas del 5G, podría estar en cualquier parte del mundo, contando así con los mejores especialistas.

En cuanto a la desactivación de explosivos, otro campo en el que es notable la incorporación de los robots, la implantación de la tecnología 5G podría suponer una minimización de los riesgos gracias a los operadores a distancia.

¿Preparados/as para conectamos al futuro?