SALTO A LA FAMA DE LA TECNOLOGÍA BIOMÉTRICA EN EL 2020
¿Puede nuestro iris ser la medida de seguridad más potente que podemos tener? ¿Es nuestra voz la contraseña más segura? Respondiendo a preguntas como ésta es como se ha desarrollado en los últimos años la biometría. La biometría es la tecnología de identificación basada en el reconocimiento de una característica física e intransferible de las personas. El común de los mortales conocimos la biometría en 2013 a través de los smartphones de Android e IOS. Con los teléfonos inteligentes se ponía al alcance de cualquiera una medida de seguridad mucho más práctica y eficiente que los convencionales patrones o números de pin en la pantalla de bloqueo. Aunque si retrocedemos un poco en el tiempo, encontramos que ya en 2007 la tecnología biométrica estaba presente en el entorno profesional gracias al reconocimiento de la huella digital. Esto solo era la punta del iceberg pues otro tipo de sistemas irían abriéndose camino en distintos sectores hasta encontrar su lugar en nuestro día a día.
A quienes hayan viajado a la septentrional isla de Menorca este pasado año 2019 puede que les suene de algo, ya que el reconocimiento facial ha dejado de ser una utopía en el sector turístico español. Por detrás de China y Estados Unidos, el aeropuerto de Menorca fue pionero en Europa a la hora de implantar este nuevo recurso para identificar a sus pasajeros.
Pero los aeropuertos no han sido los únicos en poner a prueba este tipo de medidas. Existen hoteles, otro de los pilares fundamentales de este sector, que ya emplean la huella dactilar, el reconocimiento del iris o el reconocimiento facial para que los huéspedes puedan acceder a sus dependencias.
Los entornos laborales o profesionales también han podido beneficiarse de las ventajas de la biometría. Gracias al reconocimiento de voz para control de acceso e identificación de trabajadores, se facilita el registro de la jornada laboral en cualquier lugar y momento. El smartworking y el teletrabajo, cada vez más de moda para conciliar la vida profesional y personal, se han visto positivamente afectados gracias a ello.
Y cabe resaltar que pronto realizar cualquier pago será completamente distinto a como lo hacemos ahora. Nadie se echará las manos a la cabeza por haber olvidado la tarjeta de crédito en casa o por no haber pasado por el cajero automático con los pagos biométricos, el dinero físico no tardará en quedar obsoleto.
El objetivo de su implementación en cada vez más sectores es sin duda la mejora de la seguridad, la agilidad, la comodidad y en definitiva la experiencia final del usuario. Una cosa está clara: la tecnología biométrica va a ser la protagonista indiscutible de este año 2020.