LA IA ABRE LA PUERTA AL DESARROLLO DE IMPRESORAS 3D MOLECULARES
Seguro que habéis oído hablar de las impresoras 3D, un invento que dejó de ser ciencia ficción hace ya unos cuantos años. Las impresoras 3D han supuesto un avance en sectores como la arquitectura y la industria moldeando plástico, madera, metal, fibras de carbono y hasta comida. Y ahora le llega el turno a un campo un poco más… microscópico.
Porque si la construcción de estructuras mediante ladrillos parece algo bastante sencillo, levantar un muro con átomos y moléculas no lo es tanto. Debido a su complejo e imprevisible comportamiento, hasta ahora esta ardua tarea se llevaba a cabo de forma manual mediante un proceso de ensayo y error que consistía en adherir las moléculas al cono del microscopio y desplazarlas de una en una.
Pero el Instituto de Nanociencia Cuántica de Jülich, en Alemania, ha desarrollado una técnica que permite identificar patrones y variaciones a escala molecular. ¿Los nuevos aliados? La Inteligencia Artificial y el aprendizaje de máquinas, más concretamente la subdisciplina de aprendizaje de refuerzo donde se penaliza el error y se premia el acierto.
El desplazamiento de los átomos cambiaba las reglas del juego continuamente y el reto consistía en que la fuerza con la que se atraía la molécula a la punta del microscopio no podía ser mayor que la del enlace químico para evitar que éste se rompiese. El sistema de la IA consiguió retirar perilenos, moléculas empleadas en la fabricación de tintas y diodos OLED para pantallas de televisión y móviles, practicando hasta aprender los movimientos óptimos.
Parece que, gracias a este primer aunamiento de nanotecnología e inteligencia artificial, se abre un futuro mejor frente a los expertos en esta materia, así como a la albañilería molecular mediante la impresión 3D de estructuras supramoleculares funcionales.